Hace calor y deberíamos beber agua, mucha agua…Pero lo que hacemos es caer en la tentación de una fresca y burbujeante bebida "refrescante". Nos preparamos para pasar unos días en la playa y cuando vamos a elegir crema solar nos quedamos un buen rato frente a la sección de cremas solares, en un estado de indecisión para averiguar cuál es la mejor. Por ello y por más hoy hablaremos de la publi, sus orígenes.
¿A qué se debe este colapso mental? En gran medida a la publicidad. Y es que aunque no nos demos cuenta se ha infiltrado sigilosamente en nuestras vidas y es parte de nosotros.
La publicidad no ha dejado nunca de estar presente en la historia de la evolución social, cultural y económica. La publicidad existe desde los orígenes de la civilización y el comercio. Desde que existen los productos que comercializar, los mercados donde vender y comprar, desde ese momento existe la publicidad.
La expresión publicitaria más antigua se remonta al año 3000 a. C. en Babilonia donde se encontró una tablilla de arcilla con inscripciones para un comerciante de ungüentos, un escribano y un zapatero.
Más tarde en la civilización egipcia, en Tebas se encontró uno de los primeros textos publicitarios que se recuerda, escrito en un papiro.
Ya en Roma y Grecia, se inició el perfeccionamiento del pregonero, quien anunciaba de viva voz al público la llegada de embarcaciones cargadas de vinos, víveres y otros, siendo acompañados en ocasiones por músicos que daban a estos el tono adecuado para el pregón; eran contratados por comerciantes y por el estado. Esta forma de publicidad continuó hasta la Edad Media. En Francia, los dueños de las tabernas voceaban los vinos y empleaban campanas y cuernos para atraer a la clientela; en España, utilizaban tambores y gaitas, y en México los pregoneros empleaban los tambores para acompañar los avisos.