Claves para montar una tienda

Un lugar donde queramos estar. La premisa básica para todo comercio es bien sencilla pero no siempre tan fácil de alcanzar. Para conseguirlo podríamos definir otra premisa esencial: hacerse con el equipamiento que lo logre. En este post hablamos de los elementos esenciales a la hora de montar una tienda.

El diseño del establecimiento es la primera piedra en un proceso vivo que, en realidad, no acaba nunca. Cada día, los visitantes proponen nuevos retos que mantienen en guardia a los retailers para ajustar la oferta a sus necesidades y adaptarla a las innovaciones que emergen cada día en el sector.

Hay que tener bien definidas la imagen de la firma y su filosofía porque cada elemento de la tienda hablará y tendrá que hacerlo en el mismo idioma. Con el local ya diseñado, decoración de paredes elegidas y áreas del establecimiento definidas (más o menos flexibles en función de actividades y oferta comercial), el mobiliario estructurará el espacio.

Los mostradores organizan la zona de pago, parte final de la cadena de compra, y definen la interacción con los dependientes. Varias cajas y colas, un trato reposado o más apresurado transmitirán una imagen u otra al consumidor, tanto de valoración hacia él como de volumen de negocio.

Distribuir las zonas y separarlas es esencial para cualquier posible consumidor que en un par de golpes de vista estructura el espacio y gestiona el tiempo. Ayudarlo, facilitarle la estancia es clave. Estanterías, góndolas, mostradores y cartelería dan el contrapunto visual a tanto producto, aportando contraste y orientando al visitante hacia zonas frías o calientes.

La Iluminación, que realza las virtudes de los productos y transmite un tipo de sensaciones, irá unida a otras potencialidades que, a la hora de montar la tienda, redundarán en el mismo mensaje envolviendo al consumidor. Los olores, el tacto derivado de la interacción con los productos, la música ambiental o su ausencia.

Espejos para agrandar el espacio, alarmas y dispositivos de seguridad, tipos de etiquetaje, almacén y escaparate casi completan los elementos esenciales del mayor display de que dispone el retailer: el establecimiento en sí. Decimos casi porque el otro display esencial con el que hay que contar a la hora de montar una tienda es su parte online. Tanto si es una tienda tradicional como Brick&Click, el consumidor no concibe un comercio que no disponga de alguna presencia en el mundo 2.0.

Cada elemento cuenta, todo suma porque la compra no es solo el hecho de pagar por un producto. La compra se extiende más allá de los límites de la tienda, mientras el producto tenga vida en manos del consumidor e, incluso, después, siempre que éste lo recuerde. No solo el trato recibido o la calidad del objeto adquirido lo fijarán en su mente (claves en la fidelización), también lo harán los envoltorios, soportes y packaging utilizados.

Las bolsas y guardatrajes perpetúan la filosofía del comercio, la transmiten al resto con cada uso posterior.  Pero transmiten algo mucho más importante sin darnos apenas cuenta: los elegimos porque confíamos en su capacidad como soporte y su uso recuerda la confianza que pusimos en ese retailer. Éste es el mejor mensaje que puede transmitirse. Son y serán un producto en sí mismo aún cuando el objeto adquirido ya no exista. Serán la herencia del comercio.