Es parte fundamental de la anatomía de una tienda, encierra un encanto muy particular e importante para un comercio, el de la relación directa, sin intermediarios, del producto con el cliente. Por esto hay que cuidarlos especialmente. Os hablamos de ejemplos de probadores.
En muchas tiendas se descuidan y se limita a un habitáculo con un colgador, un taburete (en el mejor de los casos) y una tela para guardar la intimidad del consumidor. Por suerte, los comercios se modernizan y cuidan cada detalle para cuidar la experiencia de compra.
Coloridos, sobrios, clásicos, lujosos, con puertas o tela, luminosos e inspiradores…existen tantos ejemplos de probadores como comercios y como ideas que os surjan. Podéis decorarlos con elementos sencillos para darle lustre con una alfombrita original que aporte un toque cálido para los descalzos pies del cliente. Un taburete o sillita pequeña son mobiliarios básicos que no roban mucho espacio y favorecen la comodidad del cliente.
Podéis aportarle pequeños detalles imaginativos a vuestros probadores. Podéis usar frases cortas e imaginativas o palabras que aporten energía positiva, tanto en una parte pequeña del espejo (para no restar visibilidad) como en la pared interior que los revalorizarán.
Existen ejemplos de probadores según el estilo de su decoración. Podéis darle un toque sofisticado gracias a una tela particular, por ejemplo roja y aterciopelada, o bien apostar por elementos innovadores.
El toque industrial lo podemos encontrar en la forma de las puertas o en las paredes. Es importante que vuestros probadores no sean claustrofóbicos ya que el posible cliente querrá salir corriendo de él y no volver a la tienda.
Es importante, en este punto, que el espacio en el que se enclaven los probadores tenga una decoración en consonancia. Puede ser un estilo ecléctico pero con una unidad: de color, de mobiliario, de motivos. La tienda de Levi’s combina un pequeño matiz industrial del espacio (tubería metálica o pared gris de cemento) con un sillón vintage más un mobiliario luminoso y moderno.
Extravagantes y originales, incluso con aspecto de baños de obra, o con formas redondeadas, lejos de los cubículos típicos, todos suelen coincidir en algo: poseen una salita de estar, con sillones, sillas o pequeños sofás.
Mejorar la experiencia de compra pasa por favorecerle no solo al posible comprador la misma sino, también, a sus acompañantes para que estén cómodos mientras esperan.
Tenéis un reto indispensable para triunfar y este pasa por convertir los probadores en un lugar exclusivo y exquisito de cada cliente, un espacio íntimo donde disfrute y al que quiera volver.
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