El año pasado, la consultora de branding Landor realizó un estudio sobre las tendencias del packaging, entre las que se encontraban los envases sostenibles y ergonómicos o el componente sensorial. No mencionaba nada acerca del packaging irreverente del que, nosotros, en cambio sí queremos hablar hoy, en concreto del packaging para botellas.
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Cada vez más, comprobamos cómo las marcas buscan sorprender y salirse de los cánones establecidos en cuanto a diseño. Esta extravagancia aplicada al packaging la encontramos en las botellas de vino blanco Xarel, de la bodega catalana Martí Serdá, que utilizan un envase lleno de insultos. Sí, literal. En cada botella de Xitxarel-lo aparecen serigrafiados 77 insultos, desde más los más típicos hasta los más frikis representados por alusiones a la serie manga Dragon Ball.
“El diseño ‘choni’ está bien, pero no puede ser gratuito ni vacuo, siempre tiene que llevar consigo una buena historia y, en mi opinión, no debe cruzar nunca la línea de la mala educación” manifestaba Alberto Virgili. El diseñador de este packaging, en declaraciones recogidas en la web Graffica, se mostraba encantado con el récord de ventas que este producto controvertido está generando. Este tipo de diseño parece haberle abierto la senda a la bodega a nuevas inspiraciones futuras irreverentes en las que ya están trabajando.
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Otro ejemplo de packaging irreverente fueron las 25 botellas edición especial que la firma de whisky J&B lanzó al mercado, en combinación con la agencia Button Button. 25 dibujos diferentes con apariencia de tatuajes, hechos por el tatuador Sébastien Mathieu, en un material de látex que recubría cada botella. Una iniciativa de la que ya os hablamos en un post anterior. Efecto piel.
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Precisamente el tacto es uno de los sentidos con los que juegan muchos productos de packaging irreverente. Uno de éstos fue la botella conmemorativa que otra marca de Whisky, la japonesa Suntory, lanzó en octubre pasado por el 50 aniversario del grupo Rolling Stones. Su mítico icono de la lengua decora, en relieve, la parte delantera de la botella, con tapón con forma de diamante y un precio de 6.300 dólares. Esta forma de packaging irreverente formaba parte del homenaje que Suntory les dedicó a sus Satánicas Majestades basado en el lanzamiento de 150 botellas con whiskys de años especiales para el grupo británico.
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Irreverencia también utilizada en Matsu y Amén, la edición especial de vinos de bodegas Vintae entorno a la película Carmina y Amén de Paco León. Las fotografías de tres de sus actores principales, hechas por Jorge Fuembuena, decoran las etiquetas del vino Matsu que comparte dos cualidades con ellos: la personalidad y la pasión. Estudio Moruba es el responsable de este producto cuyos fines ayudarán en la formación de jóvenes en riesgo de exclusión social.